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9 de enero de 2015

Música en tiempos de crisis (en Venezuela)

Días en que un músico que crea y comparte canciones como yo, se cuestiona la relevancia y la prioridad de lo que hace. Es un estado de parálisis en el que me veo a mí mismo y a otros colegas en Venezuela porque todos nos encontramos igualmente abrumados por una realidad de la que nadie aquí puede escapar.

Hoy es virtualmente imposible salir de esta tierra de manera espontánea porque las aerolíneas internacionales están peleadas por dinero con el gobierno y redujeron sustancialmente el número de vuelos; y ya no es práctico y rentable para productores de shows en el exterior llevarme a tocar. Además, es común ver anuncios de reembolso de dinero por unas pocas entradas a espectáculos que no logran atraer público y se cancelan o posponen, no porque la gente no quiera ir, sino porque, repito, las prioridades son otras en un país ahogado en inflación y devaluación históricas, y los productores ya no pueden perder más dinero.

17 de febrero de 2010

Viviendo en el cielo


Hace tiempo que quería representar mis canciones con imágenes que no se limitaran a los tradicionales videos musicales. Repentinamente, esta tarde se me ocurrió hacerlo con uno de mis temas y recurrí a unas hojas de papel y creyones; y algo que disfruto mucho --crear con lápices-- se mezcló hoy con la materialización de otro proyecto personal que me ha mantenido la mente activa este año: una bitácora fotográfica que me obliga a captar y publicar una imagen diaria.

Para hacer más motivadora aún mi tarea, me cruzo también con el viejo propósito de contar un poco la historia detrás de mis viejas canciones; y esta vez les cuento de Límites, el tema que abre mi disco Morfeo.

Morfeo pretende ser un trabajo conceptual que gira en torno a varias interpretaciones de lo que es un sueño. De hecho, como introducción a las notas y letras del CD, hay una lista de palabras que encierran lo que el disco (un sueño) condensa para mí:
deseo - ilusión - motivación - escape - viaje - distancia - profundidad - espacio - libertad - soledad - individualidad - autenticidad - naturalidad - descanso - alivio - secreto - imagen - imaginación - apariencia - irrealidad - idealidad - expresión - significado - ambigüedad - predicción - historia
Estos conceptos están diseminados entre las canciones del disco, cuyo primer tema, Límites, es mi declaración abierta de que prefiero soñar y de que esa canción es además el comienzo de un sueño cuyas fronteras quiero cruzar y en cuya profundidad quiero caer.

Es también mi himno personal al movimiento y es lo que traté de manifestar con la imagen que hoy he creado. Incluso lo estático que en realidad es una fotografía se manifiesta también como una expresión paradójica propia de lo onírico. Quizás debí incluir el término "contradicción" en esa lista del CD.

Aquí les dejo algo para que la escuchen (bueno, supongo que a quien no me conoce le queda la intriga, ¿no?)

29 de diciembre de 2009

Oportunidad

Alguna vez te ignorarán; pedirás y no te darán; preguntarás y no te responderán; dirás y no querrán escucharte; amarás a cambio de frialdad, temor e incomprensión; te esforzarás al máximo y lo que hagas no trascenderá.

Y esa falta de reacción no se deberá a que merezcas rechazo ni a que los demás sean incapaces de apreciarte. La razón es sencilla:

Llegas tarde o demasiado temprano.
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Notas relacionadas:

3 de octubre de 2008

Mi rison-guay

La inspiración viene siempre de donde menos esperas. Hace unos días, unas líneas enviadas por un viejo y querido amigo me hizo recordar la razón por la que hago música. Enseguida me puse a decirle que me había dado la idea para mi próximo escrito en el blog y, mientras le escribía, escuché en la TV a un experto en economía hablando de los factores que incidían en equis situación; según sus palabras, los rison-guays.

Lo que nos hace trascendentales son nuestras razones de ser. La mía la descubrí, no muy conscientemente, a muy temprana edad, escuchando LPs de música instrumental con mi papá y mi abuelo, maravillándome con los ojos iluminados cada vez que pasaba frente a la vidriera de alguna tienda de instrumentos musicales, soñando despierto cuando veía a alguien cantar en la TV.

Mi razón de ser ha sido siempre un sueño, una fantasía, individual y colectiva. De inmediato la música se volvió para mí una especie de vicio que debía satisfacer con una provisión que yo mismo debía producir. Se me hacía necesario tocar un instrumento -cualquiera- y cantar, aunque fuera en la soledad de mi cuarto. Cuando pasó a ser una experiencia compartida, la diversidad de emociones que pueden surgir de esa comunión entre gente que hace y escucha melodías, armonías, tonalidades, timbres y ritmos se volvió el motivo de mis días.

De repente descubrí también que mi sueño podía motivar sueños en otras personas. Entendí que lo que hago puede también inspirar. Comprendí la responsabilidad que tengo al servir como un medio de expresión y pude cerrar el círculo que sigue el proceso de volverse músico. Alguien que hacía música me inspiró a hacerla también, y ahora yo debía inspirar, transmitir, servir de puente para que alguien se comunicara a través de mí. La música que más nos gusta es aquella que mejor nos sirve para soltar lo que pensamos y sentimos, y ahora sé que la que yo hago puede servirle a alguien de esa forma. Ya no escribo canciones o me paro a tocar en un escenario por simple autocomplacencia; son cosas que también hago por y para otros.

También el proceso de crear e interpretar me ha provocado una necesidad por mejorar, y ello me ha llevado también a conocer más gente que tiene la misma inquietud y a compartir ese crecimiento entre todos. Hacer más y mejor música en una industria muy competitiva y con alto riesgo al fracaso es algo que además me motiva como una manera de serle ejemplar a mi hijo. Y, como dije en el escrito anterior, es mi terapia, mi escape.

Siempre será una bendición dedicar nuestras horas a aquello que nos llena tanto y nos da razón para existir. En mi caso, es un sueño que vivo y pretendo hacer vivir, tanto así que mi primer disco está inspirado en esa idea: Morfeo.

En otro orden de ideas, sigo en la producción de las dos canciones a estrenar dentro de poquito. Es fabulosa la sensación que da escuchar lo que va resultando del proceso de grabación. Estoy encantado con la sencillez de un solo de guitarra tocado por un sensible músico de visita desde España, a quien me atan nexos que quise celebrar con esta invitación a dejar algo de él en la canción. ¡Faltan 32 días!
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