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23 de marzo de 2013

Por qué un artista no puede ser sindicalista


Hay una contradicción de fondo que desmerita por completo este esfuerzo. Un verdadero artista INDEPENDIENTE (y cualquier profesional similar en cualquier área), nunca, nunca puede ser sindicalista.

Primero, una verdadera independencia económica lograda con esfuerzo y buen manejo de una carrera (en el oficio al que te dediques), no te sumerge en la necesidad de verte protegido por un gobierno, por subsidios, tarifas reguladas, escalas de sueldo, descuentos en hospitales, ayuditas, donaciones, y todo lo que siempre terminan mendigando los sindicatos en Venezuela.

25 de agosto de 2009

La más básica relación de amor de un músico

De niño, siempre que podía, iba a una tienda de instrumentos musicales a unas cuadras de casa a ver su vidriera. Simplemente me paraba frente a ella a admirar guitarras y bajos eléctricos, saxofones, pianos, baterías y peroles de percusión que me parecían fascinantes, mágicos, obras de arte en sí mismos, objetos incluso sensuales que me provocaba tocar, sentir, manosear hasta más no poder.

No eran como mi guitarrita de juguete, ni como aquella tabla a la que le clavé ligas como cuerdas, o los potes de leche en polvo vacíos que me robaba de la cocina para golpearlos como tambores con los palitos que les quitaba a los ganchos de ropa, o el órgano eléctrico para niños en el que compuse mi primera tonada. Estos eran de verdad, para gente grande, como los que se veían en TV, en los afiches de los Beatles, en las salas de concierto.

Y yo quería uno de ellos, cualquiera, para hacer cosas como las que me gustaba escuchar. Eran el lápiz que necesitaba para escribir, el horno que requería para cocinar buen pan. Eran el traductor que pedían mis fantasías musicales para darse a entender. Cualquiera me serviría.

Primero me fijé más en la batería:
- Papá, quiero una batería; me gustaría estudiar percusión.
- Muchacho, eso hace mucho ruido; no quiero líos con los vecinos. Además, pesa mucho y si ves a los percusionistas en las orquestas sinfónicas, fíjate. Cinco minutos en silencio y ¡pun!, un palazo al timbal. Otros cinco minutos callado y ¡plash!, un platillazo. Es aburrido.

Después me enamoré de un saxo tenor:
- Papá, quiero un saxofón, como ese, como el que suena en tus discos. A ti te gusta, ¿no?
- Es bonito, sí. Pero es caro, hijo. Ahora no se puede.
- Ah, pero esa batería es más barata. La batería entonces, ¿sí?
- ¡Noooo no no! Ya te dije.

Mis papás en realidad querían complacerme, pero reconozco que los juguetes que me atraían eran algo suntuosos. A mí sólo me quedaba insistir y repetir que las 25 teclas de mi organito ya no me bastaban. Luego entré a estudiar en el conservatorio y muchos en mi clase tenían pianos o guitarras eléctricas. Yo necesitaba mi "lápiz".

Ahí apareció la guitarra que mi abuelo paterno había hecho con sus propias manos en su humilde carpintería. A él lo apasionaba escribir y cantar sus canciones, que grababa en discos de acetato o interpretaba en la radio cuando mucho de la música que por ahí sonaba era en vivo. Mi papá me enseñó a arpegiar mis primeros acordes. Pero la guitarra era una reliquia de familia y yo sólo podía usarla con supervisión. No era mía en realidad.

Al cumplir 14 años, me sorprendieron. Llegué de clases y ahí en la sala estaba con un gran lazote un órgano eléctrico Yamaha con 61 teclas, todas para mí, y ¡hasta con un banquito para sentarme! Fue cuando me desaté. Escribía una canción a diario y mis sueños excedían la capacidad de mis recursos.

Pero mi nuevo órgano no era portátil y yo quería tocar en un grupo, ser un poco más como Lennon. Unos amigos pudientes que tenían todo tipo de instrumentos me invitaron a su banda ¡como baterista! Y yo feliz, pero sólo las baquetas eran mías. Quería algo propio que pudiera llevar a todas partes y no quería depender de que alguien me lo comprara. Así que comencé a ahorrar todas mis mesadas (que en realidad era dinero de mis padres) y al año me compré mi primera guitarra eléctrica (que, a decir verdad, me compró mi papá al ver mi intención, porque el dinero sólo me alcanzaba para el amplificador).

La guitarra desapareció a los dos años, en unos de esos momentos caóticos en que corren equipos de una tarima a una camioneta de transporte. Me tocó entonces volver a mi órgano casero para expresar mi musicalidad. Y creo que este hecho fue el que definitivamente me llevó a trabajar principalmente con los teclados, instrumentos que eran siempre más costosos y que yo siempre pedía prestados para poder tocar con alguien más.

Uno de esos sintetizadores que años después logré comprar con mi propio dinero me lo robaron a punta de pistola anoche, y en este momento en que al fin asimilo que mi vida corrió peligro y que perdí a lo que podría llamar un amigo íntimo que me traducía sentimientos en notas musicales, me recuerdo de niño viendo los pianos en la vidriera de aquella tienda y entiendo que todo músico tiene una relación de amor con su instrumento. Ahora entiendo más esa locura mía de ponerles nombres a mis teclados y siento la pérdida como cuando lloré desconsolado ante mi muñequito preferido de la infancia por haber perdido un bracito. Hoy pienso en mi existencia y en el valor sentimental que puede dársele a algo material y sólo puedo agradecer la posibilidad que siempre he tenido de hacer música, aun cuando no tuviera mi propias herramientas; y esperar que Nepomuceno, el sintetizador robado (¡no se rían!) (bueno, sí, ríanse; es cómico el nombre) quede en manos de alguien que lo necesite como yo lo necesité.

Ahora, como tributo melodramático a mi teclado favorito, véanse el video de Grito y silencio, donde suena el último solo que grabé con él (de hecho, es el instrumento que sale en pantalla). Por cierto, hace tiempo prometí hablar de la producción de este video, pero luego pensé que sería redundar en algo que el mismo deja ver con facilidad. Se me cuidan.
 
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Notas relacionadas:

17 de junio de 2009

Las notas

Mis motivaciones
- Ibuprofeno para el corazón
- Mi rison-guay
- Vuela por él
- Las canciones raras en mi vida: "Dreamer" de Supertramp
- Sin dinero da miedo, ¿verdad?
- Diez claves para el éxito de un músico (primera parte)
- Diez claves para el éxito de un músico (segunda parte)
- Róbame las canciones
- De cuando Trina Medina me echaba salsa encima
- De alante pa'trás
- El entusiasmo que revitaliza
- El sufrimiento positivo
- Son diez mil
- Se buscan superhéroes
- Luiser ya es trío
- 25 citas que me motivan como músico
- La nota sube a 3
- Los 7 hábitos del artista altamente ineficiente
- Don't Stop 'til You Get Enough
- 15 reflexiones para hacer música sin límites
- El artruista (o el artista que es altruista)
- 70 profesionales de la música dan sus consejos (1)
- 70 profesionales de la música dan sus consejos (2)
- 70 profesionales de la música dan sus consejos (3)
- De cuando el jurado de Latin American Idol me invitó a cenar
- Los comienzos sin final
- De cuando Claudio Corsi me llevó a Viña del Mar
- El camino y la evolución
- Oportunidad
- Mi 2009 en 38 tweets
- Borroso
- De cuando Jon Lord me hizo crecer
- La nota sube a 4
- Luiser ya es cuarteto
- Mis 17 razones para caminar la calle con un nuevo CD
- De cuando le canté "Diferentes memorias" a Ricardo Montaner
- 4 cosas que me digo para curarme la vanidad de artista
- De cuando defendí a Ilan Chester en la TV
- Ayuda Pana
- Mi 2010 en 30 tweets
- Me quedan 112 canciones de vida
- De cuando canté con Jon Anderson
- El primer libro de mi saga
- Luiser en 1994 (o la foto en una entrevista)
- El artista que olvida su rebeldía
- Mis 8 fobias como músico
- De cuando Henrique Lazo me llevó al cine
- Canciones raras en mi vida: I've Got You Under My Skin de The Four Seasons
- Mi fama
- De cuando hice música para Dios con Víctor Drija y su familia
- Canciones raras en mi vida: Goodbye Yellow Brick Road de Elton John
- 6 reflexiones para el músico que quiere renunciar
- Epifanía en una sala de urgencias
- Mi 2011 en 50 tweets
- Las canciones en mi iPod (1)
- El himno a juro
- De cuando Guillermo Dávila se afeitó en mi baño
- 48 horas como músico de Guillermo Dávila (Parte Uno)
- De cuando grabé una canción viendo a Nicolás Maduro
- 48 horas como músico de Guillermo Dávila (Parte Dos)
- La maldición de pensar en premios
- Las 5 canciones más hermosas de Peter Gabriel (Mercy Street)
- Las 5 canciones más hermosas de Peter Gabriel (Don't Give Up)
- Las 5 canciones más hermosas de Peter Gabriel (Blood of Eden)
- Las 5 canciones más hermosas de Peter Gabriel (Father, Son)
- Mi 2013 en 893 fotos
- Mi 2012/2013 en 44 tweets
- De cuando compartí despecho con Karina
- Los 7 de mi hijo (o por qué lucho por mi país)
- Catch the Rainbow
- De cuando entré a un estudio de grabación por primera vez
- De cuando salí de gira con Santa Claus
- Mi 2014 en 532 fotos
- Mi 2014 en 56 tweets
- Música en tiempos de crisis (en Venezuela)
- Un ídolo es para siempre (Episodio 1)
- Un ídolo es para siempre (Episodio 2)
- Un ídolo es para siempre (Episodio 3)
Canciones raras en mi vida: I Got My Mind Made Up de Instant Funk
- Un ídolo es para siempre (Episodio Final)
- Cuando quieras trascender
- Mi 2015 en 115 tweets (1)
- Mi 2015 en 115 tweets (2)
- Mi 2015 en 115 tweets (3)
- Mi 2015 en 439 fotos
- Mi 2016 en 101 tweets
- luiser en Instagram: Septiembre 2017
- luiser en Instagram: Octubre 2017

Mi música
- Grito y silencio: La idea
- El susto en el baño
- Cierra la boca y grita, así duela
- Déjame en paz (Episodio 1)
- Déjame en paz (Episodio 2)
- Si no estás (Episodio 1)
- De cuando Carlos Jaeger me hizo cantar jazz
- La más básica relación de amor de un músico
- Nueva canción: Contacto
- Viviendo en el cielo
- Déjame en paz (Episodio 3)
- Déjame en paz (Episodio Final)
- Nueva canción: Como siempre
- Mi nuevo disco: Pasado Mañana (o cómo un músico se vuelve ambulante)
- Si no estás (Episodio 2)
- Todo o nada (Episodio 1)
- Todo o nada (Episodio Final)
- Celebración (Episodio 1)
- Un regalo para mis fans
- Canciones de Pasado Mañana: Límites
- Canciones de Pasado Mañana: Alguien detrás de ti
- Canciones de Pasado Mañana: Grito y silencio
- Canciones de Pasado Mañana: No me preguntes quién soy
- Canciones de Pasado Mañana: Duelen
- Canciones de Pasado Mañana: Canario de jaula en la selva
- Canciones de Pasado Mañana: Diferentes memorias
- Canciones de Pasado Mañana: A lo lejos
- Canciones de Pasado Mañana: Déjame en paz, Como siempre, Contacto
- Canciones de Pasado Mañana: grabaciones inéditas
- Instrucciones para participar en el video de PM1
- Cómo va el video de PM1 (Episodio 1)
- Celebración (Episodio Final)
- Mi semana musical (Mayo 30, 2011)
- Los 30 años de mi primera canción
- Caminando y cantando con Capriles Radonski
- Los 15 años de "En"
- Déjame en paz (nuevo video)
- Si no estás (Episodio 3)
- Estoy bien (nueva canción)

8 de junio de 2009

El know-how musical

Algo que me ha ayudado inmensamente como artista es mi entendimiento del idioma inglés. Más allá de permitirme en su momento cantar con mayor soltura los clásicos temas anglosajones que dan sustento a muchas bandas de versiones, me abrió las puertas del mundo entero, social y culturalmente, al punto de regalarme experiencias tan alucinantes como el tocar canciones de los Beatles en un crucero japonés en mitad del Pacífico al lado de un cantante y un guitarrista nipones, un baterista brasilero, un bajista australiano, y un corista canadiense (la música puede ser un "idioma universal", pero a veces hay que hablar un lenguaje más terrestre).

Y algo que también me ha hecho valorar mucho esa capacidad, es el acceso que he podido tener a una inagotable fuente de conocimientos sobre lo que implica el desenvolvimiento de un músico en todos los ámbitos de su carrera: el estudio, la disquera, el mercado, la industria. Conocimientos compartidos por muchos expertos... en inglés.

Si quieres entender el uso de un compresor en el estudio de grabación sin esperar a que la experiencia te lo enseñe, tienes que entender su manual en inglés. Si quieres prepararte para estudiar el contrato que te propone la disquera sin la asesoría de un abogado especialista en el tema (que son poquísimos, por cierto), puedes leer alguno de los centenares de libros que se han escrito sobre el asunto... en inglés. Si quieres aprender a usar Twitter para tener una comunicación más directa con la gente que sigue tu música (tal como lo hacen Lenny Kravitz, Jon Anderson, Trent Reznor y Mayré Martínez), se escriben un montón de artículos diarios con consejos específicos para músicos... en inglés. Si buscas saber más sobre las nuevas tendencias en la industria musical porque eres un artista independiente que quiere estar a la vanguardia llevando tu carrera de una manera más empresarial ya que, más allá de ser tu pasión, es también tu medio de sustento en un negocio muy competido, puedes visitar alguno de los miles de sitios en Internet plenos de información al respecto... en inglés.

Por supuesto que hay fuentes en español y academias de música más modernas que imparten cursos complementarios que trascienden el do-re-mi y los ejercicios con metrónomo y se enfocan en otros aspectos del quehacer musical, pero son alarmantemente escasos, poco accesibles o sumamente caros. En muy pocos sitios en Latinoamérica se ha llevado la preparación del músico al siguiente nivel o han surgido iniciativas como las de Músico Emprendedor en Argentina. En Caracas, que es uno de los centros editoriales de la región, si vas a la sección de música de la mejor librería, sólo conseguirás títulos como "Aprenda a tocar guitarra" o la biografía de Ricky Martin(*); mientras que en países como Canadá, Estados Unidos y el Reino Unido, la bibliografía sobre todos los temas de la carrera musical es abundante y conforma una sección obligada en toda tienda de instrumentos; se pueden escuchar emisoras de radio centradas en lo que implica la labor del músico; y se puede asistir a numerosos congresos sobre derechos de autor, el uso de la Internet 2.0, las relaciones con medios de comunicación, y una infinidad de temas dedicados exclusivamente a quienes trabajan con música. Es todo un movimiento de profesionales cuyo propósito es compartir nuevos conocimientos para mejorar una industria milmillonaria que es tomada muy en serio.

En Latinoamérica, si quieres ganarte un Grammy, prácticamente es requisito haber trabajado en Miami, porque por esos lados está el saber, no sólo las conexiones para el impulso internacional. Es una generalización fuerte, pero no muy alejada de una realidad hispanoamericana que aún no ve como algo normal escuelas al estilo de Berklee. Mientras algo así se desarrolla, sólo queda aprender inglés y leer mucho para evitar que la sabiduría nos llegue por puro empirismo.

(*) Hoy en la tienda Amazon, el término "industria musical" me arrojó 58 títulos en la sección de libros. El término "music industry" produjo 25.247 resultados.
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Notas relacionadas:

12 de febrero de 2009

Diez claves para el éxito de un músico (primera parte)

A los artistas musicales a menudo se nos califica el nivel de éxito según el número de discos grabados, la frecuencia de nuestros conciertos y el tamaño de sus auditorios, los otros artistas que nos rodean, altos números de ventas, la cantidad de fans, la posición de una canción nuestra en carteleras de radio, e incluso cuánto se reproducen nuestros videos en YouTube y MTV. Además, se nos mide de acuerdo a nuestras apariciones en entrevistas de TV, las nominaciones y los premios recibidos, cuántas ciudades se suman a nuestras giras, y la cantidad de versiones que otros artistas hacen de nuestras melodías. Pero, para mí más importante aún, está también la simple medida de la satisfacción personal como prueba más inmediata de nuestros logros individuales.

No escribiría esto si no me sintiera exitoso. Sin duda habrá quien note en este momento de mi carrera que no soy recurrente en la televisión, ni en la radio, ni en las salas de concierto, ni en las listas de iTunes. No podría medirme con esas varas, pero sí me siento muy complacido con mis modestos logros, con lo que he alcanzado a nivel profesional de una manera anónima, con los nuevos amigos que han decidido acompañarme el camino y con el hecho de que ahora debo pasar horas respondiendo emails de quienes me expresan apoyo. Y el éxito también lo tienen muchos otros colegas a ese nivel esencial, en quienes he notado los siguientes elementos fundamentales que creo pueden ayudarnos a alcanzar lo que queramos, como creadores de música o simplemente como individuos que desean progresar.

1 Autoconocimiento: Es fundamental tener claro quiénes somos, qué deseamos, qué sabemos hacer y qué no, qué virtudes poseemos y qué debilidades nos limitan, qué tipo de personas preferimos tener alrededor, qué necesitamos mejorar, qué necesitamos afianzar, cómo nos percibe la gente y cómo deseamos ser percibidos. Saber quiénes somos y apreciar nuestras cualidades alimentan nuestra identidad y autoestima, nos dan mayor confianza en nosotros mismos y nos hacen merecedores y receptores de éxito. Si eres un cantante lírico que quiere interpretar canciones infantiles a ritmo de vallenato acompañado de ukulele en plazas públicas, porque es lo mejor que haces en la vida y quieres dedicarte a ello, celébralo y no esperes, cree en ti mismo y hazlo. Por otra parte, si sabes que no cantas bien y que eres un excelente timbalero, suelta el micrófono y afina los cueros, por favor.

2 Compromiso: Cuando queremos algo, sólo podemos alcanzarlo si dedicamos nuestra concentración y nuestros actos a ello. Es un matrimonio con la meta; es lo que motiva la constancia y evita que nos desviemos de nuestro propósito. Al comprometernos con nuestro ideal, hacemos lo posible por priorizar, planificar, practicar la virtud de la disciplina. Es casi matemático: si nos dedicamos a medias, las cosas nos saldrán a medias; si no nos compremetemos por entero, incompleto será lo que logremos, y eso sólo puede llevar a la frustración. ¿Quieres tocar en la sinfónica nacional? Deja ese empleo como mariachi. Y tú, ¿quieres ser mariachi? Deja de ser abogado. ¿Que la plata no alcanza y necesitas un empleo extra? Búscate dos como mariachi.

3 Recursos: Nuestras limitaciones se superan con recursos, mentales, humanos y materiales. La creatividad es una herramienta imprescindible, no sólo para darles vida a composiciones e interpretaciones musicales, sino también para resolver problemas e idear estrategias de promoción, por ejemplo. La paciencia también ayuda y, si no la tenemos, debemos desarrollarla. Igualmente la capacidad de negociar o de simplemente usar una computadora para configurar un perfil en Facebook, el cual también es un recurso. Todo talento es una herramienta también, lo sabemos, y si aparte del obvio don musical, hay otros necesarios que no poseemos, hay que desarrollarlos o recurrir a quien sí los tiene. Por supuesto, también necesitamos dinero, instrumentos, salas de ensayo, técnicos, contadores, publicistas; la lista la conocemos. El asunto es que, si sabes lo que necesitas, debes tenerlo: y si confías en lo que eres y estás comprometido con lo que anhelas, seguramente harás lo posible para conseguirlo. Se supera quien aumenta sus propios recursos a todo nivel.

4 Adaptabilidad: Como reza el dicho, la única constante es el cambio. En realidad, nunca seremos los mismos. Nuestros gustos varían; nuestras necesidades llegan a ser otras; la gente con la que trabajamos puede seguir otro camino; nos casamos o divorciamos; llegamos a ser padres y a perder gente muy importante en nuestras vidas; sufrimos experiencias traumáticas que pueden llegar a anularnos y podemos de repente adoptar creencias completamente distintas. Y todo esto les pasa también a aquellos a quienes dedicamos lo que hacemos: nuestro público o nuestro mercado, como se quiera ver. La tecnología avanza; nuestras máquinas se deterioran y vuelven obsoletas; el reggaetón puede pasar de moda y cederle su lugar al "bolerón" o al "rock-and-rolletón"; la gente dejará de comprar CDs y la música simplemente volará todo el tiempo por el aire esperando a que alguien la capte en su super-smart-phone de séptima generación. Todo campo profesional sigue ese principio darwiniano de evolución del más apto, y ello exige capacidad de adaptación sin dejar de ser la misma especie. Adaptarse al cambio no implica volverse como los demás, sino seguir siendo quienes somos en esencia después del ajuste. Y para adaptarnos, necesitamos identidad y recursos. ¿Eres especie en extinción?

5 Movimiento y reposo: Obvio, para tener éxito hay que trabajar, actuar, hacer, echarle ganas, correr incluso. Pero es mentira que la gente exitosa sólo trabaja y trabaja. Después de largas horas de grabación, dedos ampollados o un posible síndrome del túnel carpiano, hay que relajarse y disfrutar de la música que hemos creado. Después de sudar en el escenario, hay que parar y gozar el aplauso. Después de una gira, hay que pasear en la montaña, jugar a la pelota con un niño, ver el mar con amigos y familiares, o realizar esa fantasía de hacer el amor a luz de luna. Y debe ser un reposo total que repone, que ayuda a asimilar lo que se ha hecho, que facilita la autoevaluación, la recarga de energía y metas. No debe ser un reposo con culpa por no estar haciendo nada. Exhaustos, aislados y sin el aliciente de otras satisfacciones en la vida, no podremos sentirnos plenos y felices. Alguien infeliz no puede ser productivo y exitoso.

Así que ahora me voy a reposar. En mi próxima nota explicaré los otros cinco elementos que necesitamos para crecer aún más profesionalmente, que parecen extrapolarse a cualquier campo y que sin duda pueden complementarse con otros que ustedes consideren pertinentes. Ah, y hablando de música, ¿ya han escuchado la mía? ¿Aún no? ¿Cómo va a ser?
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