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3 de julio de 2012

"Te amamos, pero no lo puedes ver"

Voy al grano. Me topé con un link a un artículo sobre el cual dejé un comentario, y son esas palabras mías las que quiero compartir aquí antes de cerrar con una última reflexión (la versión original en inglés está en este link):
PyracyPayback.org - The Cure for P2P Remorse
Toda la idea detrás del término "copyright" ["derecho de copiar", literalmente] se ha vuelto obsoleta. Tuvo sentido en una época en que sólo unos pocos tenían capacidad financiera y tecnológica para hacer grabaciones y copias. Controlar la duplicación y la distribución digitales de material se está volviendo utópico, así que acéptenlo y olvídense de absurdas regulaciones y demandas legales. Demos la bienvenida a la era del libre compartir. Las discográficas ya no mandan en el mundo musical.

20 de enero de 2011

Mi carta a Alejandro Sanz

Hola, Alejandro. Confío en la velocidad con la que un escrito de blog puede llegar a cualquier sitio, y en esa teoría de los seis grados de separación para que en algún momento me leas.

Sé que estás harto de tantos mensajes con crítica destructiva que has ido recibiendo desde que publicaste tu opinión sobre la desaprobación de la Ley Sinde. He leído algunos y de verdad son denigrantes y ofensivos; pero muchos de ellos se quedan cortos en argumentos y, como el tema me apasiona, me das la excusa perfecta para ventilar de nuevo, en espacio abierto y con el respeto que mereces, aspectos que estás pasando por alto de una manera injusta y que van más allá de los límites geográficos de España.

17 de noviembre de 2010

13 maneras para celebrarme el Día del Músico

El 22 de noviembre es el Día Internacional del Músico, y así me gustaría celebrarlo en Venezuela alguna vez (porque sé que nada de esto pasará la semana que viene):

1. Con libertad para comprar los dólares que quiera y cuando quiera, para así poder invertir en instrumentos musicales y equipos de grabación que sólo se producen en el exterior y que aquí cuestan el triple; para poder pagar servicios de suscripción a portales de Internet que facilitan la promoción de mi música a nivel internacional; para tener más facilidad de exportar productos relativos a mi obra; para poder salir de mi país sin trabas y difundir lo que hago más allá de mi tierra.

2. Con todos mis panas talentosos que se vieron obligados a irse a otras latitudes porque no veían un futuro artístico gratificante donde estoy.

3. Con una canción mía sonando en una emisora de radio sin antes habérselo pedido, porque ya es norma y no una excepción.

4. Viendo que en los noticieros estelares en la TV son más importantes los logros de los músicos independientes locales que el nuevo peinado de Lady Gaga.

5. Siéndome difícil decidir a cuál concierto asistir porque hay muchos anunciados para cada día del año y en numerosos auditorios en los que el centro de atención es en realidad la manifestación artística y no el consumo de licor.

6. Con un evento especial tipo "Día de Abrazar a un Músico" en el que la gente nos regale al menos un chocolate para agradecer que de alguna forma contribuimos a la sociedad también.

7. Con la promulgación de una ley de derechos de autor que sea realmente moderna y progresista, que proteja más al creador y ayude a la difusión eficiente, no al enriquecimiento de terceros con doble moral.

8. Sabiendo que la piratería y la payola al fin son entendidas como fenómenos que en realidad han de motivar una nueva evolución y no ser el fundamento de retrógradas cacerías de brujas.

9. Sintiéndome parte de una comunidad que les rinde más tributo a quienes nos antecedieron; parte de una industria que promueve también la música que se ha grabado en este país desde que llegó el primer micrófono, no sólo lo reciente.

10. Con la existencia de más academias que también enseñen a los nuevos artistas a defenderse empresarialmente en la industria, no sólo a crear y tocar.

11. Sin discriminación por estar en oposición al gobierno de turno; con mayor libertad de cantar lo que quiera donde quiera.

12. Confiando en que no seré víctima del hampa al salir de una presentación.

13. Haciendo una fiesta para todos mis adorados fans en agradecimiento, porque no hay música sin oyente.
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Notas relacionadas:

19 de julio de 2010

5 decepciones y 5 ilusiones como músico

Decepciones

1. No importa el talento que tengas o del que adolezcas; no importa si tienes algo importante que transmitir; ni importa si te mueve el motivo más genuino y loable para crear música; si quieres sonar en radio, tarde o temprano tendrás que pagar.

2. No importa si tienes décadas creando música en estudios y en escenarios; no importa con cuáles celebridades hayas compartido tarima; ni importa si tu arte es especial; si no has puesto un disco en una tienda, no eres digno de muchas cosas.

3. No importa si vendes una sola copia de tu disco, ni importa si sólo vendes cinco mp3s en iTunes al año; si no vendes algo, no eres nadie.

4. Si no eres mediático, no eres una estrella. Si no eres una estrella, no eres inalcanzable. Si no eres inalcanzable, no vales dinero.

5. Para que empiecen a apreciarte, tienes que menospreciarte.

Ilusiones

1. Que el público no tenga que pagar más por la música grabada.

2. Que los músicos estén más conscientes de su rol social y menos pendientes de su unicidad y/o magnitud cósmica.

3. Que el concepto de regalías desaparezca de toda ley de derechos de autor.

4. Que en la radio renazcan DJs con espíritu vanguardista y criterio independiente.

5. Que la piratería sea permisible.
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Notas relacionadas:

19 de mayo de 2009

13 mitos que debería desechar un artista musical emergente

Son falsedades con las que me he topado en foros de discusión y en entrevistas de radio y TV. Llegaron a ser mis creencias simplemente porque otros colegas las tenían y porque mi propia experiencia me las reafirmaba. Pero mi realidad, a decir verdad, era el resultado de lo que llaman "profecías autocumplidas", no de que estas ideas fueran ciertas.

Si crees que algo pasará, pasará, sea bueno o malo. Algunos crean su camino basados en una fe en sí mismos y en cosas buenas que vienen. Otros atentan contra su propio avance basados en el principio de que "así se deben hacer las cosas y no hay más remedio que sacrificarse para surgir".

Pero "así" no deben ser las cosas. Para dedicarnos a la música con más control de lo que hacemos y más satisfacción, necesitamos desechar muchos mitos, y estos son algunos de los que afortunadamente he desechado en lo personal:

1. Hacer música es un trabajo difícil. Pues, no lo es. No puede ser difícil algo que te gusta hacer, así parezca complicado o exigente.

2. Hace falta mucha plata para surgir. ¿Qué es "surgir"? Es crecer como profesional y recibir de parte de los demás muestras de que estamos creciendo. De todos los músicos que a diario van surgiendo, haciendo mejores canciones, volviéndose mejores intérpretes, dando a conocer su arte entre más gente, vendiendo más CDs/mp3s cada semana o atrayendo más asistentes en cada concierto, ¿cuántos son millonarios? El gasto abundante no es requisito.

3. Siendo músico de fin de semana se llega a ser músico de semana entera. A esto respondo algo que ya he dicho: Si te dedicas a lo tuyo a medias, tus resultados serán a medias.

4. El progreso de tu carrera depende de que un productor te escuche y te apoye. En música, el progreso depende de cuánto te desarrolles, de cuánto mejores la calidad de lo que haces, de cuán auténtico es tu arte y de cómo interactúes con tus seguidores. Más importante es la comunicación con tu público (sea pequeño o grande) que la aprobación de un productor.

5. Sólo tocando en vivo te puedes dar a conocer más masivamente. Algo así fue necesario para los Beatles a mediados del siglo pasado. La dinámica es otra ahora. Si crees ciegamente en este mito, los dueños de los locales nocturnos seguirán aprovechándose de tu desesperación por tocar frente a 50 personas un lunes sin importar si te pagan.

6. Hay que grabar demos. Las grabaciones de demostración, que algunos llaman "maquetas", se producían antes para llamar la atención de una disquera con algo hecho a bajo costo. Ahora puedes grabar un disco en tu casa con una computadora, y las disqueras lo saben. ¿Para qué grabar demos de mediana calidad cuando el estándar se ha elevado y cuando puedes lograr un producto terminado por tus propios medios? Es mentalidad del siglo pasado también.

7. Si no grabas un disco, no eres nadie. Errado. En realidad no existes como artista musical si nadie te escucha; es lo elemental. Además, los fans hacen sus propios discos al combinar las canciones que disfrutan como mejor les plazca. La gente escucha canciones, no discos. Y tu éxito no depende de cuántos álbumes grabes; depende de cómo te comuniques emocionalmente con tu público.
8. Si no suenas en radio, no eres nadie. La radio ya no es imprescindible para hacerte escuchar. Mejor opta por meterte en iPods, por ejemplo.

9. Es necesario tener influencias y suerte. No, te repito que te irá bien si te conectas emocionalmente con tus oyentes y si crees genuinamente en lo que haces. Inspírate e inspira.

10. No hay sitios donde tocar. Mentira. Tocarás y cantarás donde estés, donde quieras y cuando quieras, si quieres. Comienza a querer y hazlo realidad. Ahora. ¿Que es difícil? Vuelve a leer el mito número 1 arriba.

11. Todos deberían apoyar el talento local. Me parece un principio fascista y populista que, de paso, promueve la mediocridad. La gente sólo escucha música que le transmita algo y la haga sentir. No esperes apoyo de nadie que no se fundamente en la capacidad que tiene tu arte de emocionar. El origen del apoyo es irrelevante; y el apoyo auténtico no es una obligación, es una recompensa por la simbiosis que causa tu música, no por ser de donde eres.

12. La piratería hunde la industria musical. No, la piratería evita que las productoras fonográficas hagan más dinero y que los artistas renombrados ganen más regalías. No sé de ningún practicante de la piratería musical que haya sido acusado de plagio. La autoría de obras siempre se ha respetado. Los piratas sólo han alterado la manera en que se distribuye el dinero que produce la música, infringiendo leyes que defienden a los que tienen el derecho exclusivo de hacer copias (copyright), que en el mundo real son las disqueras. Tarde o temprano, será una práctica aceptada y regulada de otra forma simplemente porque la música grabada gratuita se está convirtiendo en un estándar.

13. Si tienes talento, es suficiente para que la gente te admire y te siga. Bájate de esa nube. Es como afirmar que alguien se enamorará de ti porque tienes ojos bonitos. Tampoco ocurrirá porque te vean más a menudo. Una vez más, es un asunto de conexión. Tu talento es un medio, no un fin.

Recordé algunas otras creencias infundadas que pueden limitar y frenar nuestro quehacer, y no las incluí porque me parecían derivadas de las que ya he mencionado. Si saben de otro mito que deba ser incluido, dejen su comentario o escríbanme cuando gusten. Siempre es gratificante ser rebelde con causa.
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Notas relacionadas:

5 de marzo de 2009

Lo malo y lo bueno de la piratería musical

Taste the Rainbow por Liam HigginsPara responder a una pregunta que me surgió al cerrar mi nota anterior, sobre si estaría yo a favor de la piratería de CDs, diré que no y que sí, y aquí les digo por qué:

1. Lo malo: es ilegal. Mi negativa se debe a este pequeño gran detalle. Las leyes sobre derechos de autor defienden la potestad que sólo creadores y productores fonográficos tienen de copiar y autorizar copias de material contentivo de música. Ellos tienen derecho a recibir compensación por la explotación de sus obras, y la piratería viola ese principio.

2. Lo malo: baja calidad. Los CDs piratas se degradan mucho más rápidamente que los originales, pueden venir con defectos de copia y ser ilegibles, y casi ninguno viene con ese librito complementario que incluye todo lo que un verdadero fan considera digno de colección. Sin embargo...

3. Lo bueno: música económica. Lo más barato de un CD adquirido legalmente en una tienda, curiosamente, son las canciones; el resto del precio se va en arte y diseño, fabricación, comercialización, regalías e impuestos. Si lo único que puede importar para muchos no es más que la música en sí, que en el actual mundo digital no es más que cúmulos de codigo binario, ¿para qué pagar tanto por un montón de agujeritos en un pedazo de plástico? La música a precios más bajos llega a más gente, lo que me lleva a...

4. Lo bueno: posicionamiento. El consumo de música a través de copias no autorizadas ha sido un efectivísimo método de posicionamiento de artistas, ya sean famosos o desconocidos, de disqueras reconocidas o independientes. Mientras más gente llegue a conocer la música de alguien, surgirán más nuevos fans dispuestos a consumir discos originales, visitar sitios web oficiales y asistir a presentaciones en vivo, por ejemplo.

5. Lo bueno: adaptación y evolución. Aceptémoslo; es imposible detener el hábito de copiar y compartir canciones. Es una necesidad que hemos tenido siempre, desde que se hizo la primera grabación que se conoce. Ahora la tecnología lo facilita más que nunca y es completamente infructuoso el esfuerzo financiero que invierte la industria en campañas antipiratería y en nuevos sistemas de seguridad para evitar que la gente copie y cobre dinero por hacer el trabajo de copiar. Los CDs originales se van haciendo cada vez más caros, en parte para compensar niveles de ventas que van disminuyendo, y este fenómeno se debe no sólo al copiado ilegal, sino al intercambio de archivos mp3, a la invención del iPod, y al surgimiento de numerosos artistas independientes que ven como un fastidio eso de hacer CDs (porque es lo que se considera "profesional"), que ahora tienen muchísimo más control sobre la difusión de su música y que ven más beneficioso vender sus canciones a diferentes precios, desde el sencillo a un dólar en iTunes hasta una edición de lujo de DVD Audio que incluye material inédito, autógrafos y un mechón de pelo del cantante por el costo que sea.

Vuelvo a decirlo: el CD desaparecerá como formato para la distribución comercial de música (y, por ende, la piratería como se conoce hoy día). Mientras tanto, en vez de pelear con los piratas (por más razones válidas que se tengan), ¿por qué la industria formal no se sincera y vende discos económicos que igualmente paguen derechos de autor? Sería genial ver el nuevo CD de U2 en una "versión callejera oficial" sin librito, en un sobrecito de papel y con el título escrito a marcador. Sería de colección.
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Notas relacionadas:

3 de marzo de 2009

Róbame las canciones

Cuando escribí aquella nota sobre Supertramp hace unos meses, no tenía idea de que pronto vería a Roger Hodgson cantar Dreamer para mí a menos de 15 metros de distancia. Hace un par de semanas, en un anfiteatro de Caracas, me senté solo entre el público con mi teléfono listo para tomarle fotos cuando comenzara a interpretar las canciones que acompañan muchas historias e inspiraciones en mi vida. Por fin, podría decirse, conocería en persona a un pana virtual de la adolescencia.

Tras escuchar Take the Long Way Home y un par de temas más, y percibir el ánimo de un auditorio que estaba más que feliz por la experiencia, Hodgson dijo que sus canciones significaban mucho para él y que esperaba que fueran igualmente especiales para todos los que estábamos allí. Los aplausos de una gran cantidad de gente que no paraba de tomar fotos, cantar verso tras verso y pedir tonada tras tonada, me hicieron recordar que las canciones de Hodgson no eran tan mías como creía; y que tampoco eran de él en exclusiva, aunque lo dijera. En ese lugar todos éramos dueños.

Una canción es como esa plaza por la que caminamos rumbo al trabajo o a clases, en la que jugábamos cuando éramos niños, en la que comíamos helado con la novia o el novio. Se vuelve marco de recuerdos, y los recuerdos son cosas muy personales, muy nuestras. Las plazas en realidad no tienen dueño, pero a la vez son de todos. Por más afamados que puedan ser sus arquitectos, no son suyas ya. Por más autores que pueda tener una canción, su propiedad es cosa muy relativa.

Algo tan abstracto como la música, que va de una mente a otra a través de invisibles ondas sonoras, tan intangibles y fugaces, no se puede poseer en realidad. Podemos escribir en partituras un montón de garabatitos para que una orquesta las ejecute con sofisticados instrumentos; usar alta tecnología para grabar y procesar pistas; fabricar discos, venderlos, copiarlos; usar reproductores de mp3 o encender una radio, y nunca podremos ser dueños materiales de una obra musical. Una ley puede proclamar el derecho de propiedad intelectual y unos documentos pueden asegurar que alguien en específico tuvo una idea determinada de combinar ritmos y tonos en una forma en particular, pero lo que en realidad hace única una canción no es su autor o un papel, sino su oyente, esa persona que transforma ondas sonoras en otros pensamientos, otras emociones, otros recuerdos muy propios, íntimos, que pueden tener poco que ver con lo que el creador pensó o sintió al darle forma.

Ese carácter metafísico de la música vuelve absurda toda intención de algunos artistas por llevar a una corte judicial a jovencitos que intercambian canciones a través de un cable telefónico, sólo porque no pagaron una suma de dinero. Ese aspecto subjetivo que nos hace robar una melodía para tararearla bajo la ducha, usarla de fondo al regalar unas flores o hacernos más llevadera la faena, hace imposible definir propiedades. Las canciones las crea alguien para que las posea otro. El autor puede tener derecho a reconocimiento y potestad exclusiva para autorizar grabaciones y reproducciones, pero ha de recordar que la música deja de ser mágica entre tacaños. Por suerte, el compartir suele ser lo que nutre el espíritu de todo compositor.

Con esta reflexión, ¿me estaré declarando a favor de la piratería? Tema profundo. Luego les respondo.
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8 de febrero de 2009

Coldplay, Satriani y los límites del plagio

Cuando escuché Viva la Vida de Coldplay por primera vez, quedé transportado. La combinación de su letra con el arreglo me pareció de tan buen gusto, balanceada emotividad, excelente y eficiente manera de hacer llegar un mensaje, que olvidé por completo que es una canción con una sencilla sucesión de cuatro acordes que se repite siempre. Un caso similar es el de With or Without You de U2: armonía a cuatro compases, profunda emoción, excelente forma de llevar a un oyente.

No soy fan de Coldplay, pero esa nueva canción de la banda es sin duda una inteligente mezcla de todos los elementos que hacen un buen tema pop, a mi parecer. Ahora Coldplay enfrenta un litigio por plagio promovido por el virtuoso solista de la guitarra eléctrica Joe Satriani, que asegura que parte de su obra If I Could Fly fue copiada al crearse Viva la Vida. La noticia me hizo recordar lo absurdas que me parecen algunas implicaciones de los derechos de autor, especialmente en el área musical.

Después de investigar un poquito, me topé en YouTube con una comparación de ambas canciones que más sorprendido no me podía dejar. El parecido se reduce a tres notas con mismo orden y duración sobre una progresión armónica que no es idéntica. Además, la instrumentación es distinta y el aire de los arreglos es distinto, sin mencionar el hecho de que en el tema de Coldplay hay un verso cantado y en el de Satriani sólo se escucha la melodía de una guitarra.

¿Cuándo hay plagio en música? Las leyes sobre derecho de autor fijan un número de criterios para determinarlo, como, por ejemplo, un cierto número de notas sucesivas que sean idénticas en dos composiciones. Pero, yendo más allá, hay otras consideraciones que se habrían de ventilar en una corte que se dedique a casos de plagio, y una de ellas es la comprobable posibilidad de que quien se acusa de ello haya escuchado lo plagiado.

Ahora bien, se han compuesto una chorrera de millones de canciones desde que al ser humano se le ocurrió tararear algo por primera vez. Cada uno de nosotros ha escuchado un gran montón de composiciones desde que nacimos, pero no hemos podido escuchar toda la música que ha originado el hombre. Sin embargo, ¿debe un compositor escucharlo todo antes de crear una melodía para estar seguro de que no copiará nada? ¿Cuántas canciones existen con idénticos arreglos armónicos y estilísticos que nunca han merecido la etiqueta de plagio? Pues, casi todas, si vemos la proporción. Y cuando decimos que un nuevo artista musical "suena" como otro más antiguo es simplemente porque sus melodías y arreglos se parecen.

Al hablar de "influencias musicales", en realidad decimos que un artista escuchó tanto a ciertos otros que en su música ha acogido elementos que no son originalmente propios. En los años 60, todos los grupos buscaban sonar como los Beatles. Muchos tendrían la intención de aprovechar un pujante mercado discográfico que demandaba un producto musical específico, pero estoy seguro de que muchos otros sonaban como el cuarteto de Liverpool simplemente porque se sentían identificados con su innovadora manera de expresión artística y les parecía también propia esa forma de decir las cosas. En otras palabras, "sonar" como alguien supone una saludable dosis de plagio, y afirmar que en música todo es 100% original es como pretender asumir la autoría del idioma castellano.

El acto condenable ha de ser el cometido por un individuo que reproduce forma y fondo, nota por nota, verso por verso, arreglo y ejecución, aunque sea parcialmente, de una obra anterior y con conocimiento de ella, para luego decir que le pertenece como autor. Pero mover un sistema judicial para pelear por una melodía de tres notas en contextos enteramente disímiles, que ya se ha escuchado en muchas otras composiciones y que para nada afecta lo que distingue a cada una de ellas, me parece en extremo absurdo, más en un caso en el que ambas canciones, en esencia y diciéndolo sin un ánimo despectivo, son poco originales. No sé; prefiero pensar que Satriani está siendo objeto de mala asesoría jurídica. Si no fuese así, sería otro ejemplo de esa doble moral que sigue hundiendo a la industria musical tradicional.
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