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10 de febrero de 2014

De cuando compartí despecho con Karina

Esta semana celebran en muchos rincones del planeta eso que llaman "amor de pareja", justo en días en que esta soltería crónica me abruma; así que me parece oportuno compartir algo que he grabado recientemente con aquellos que sufren el desamor, el dolor del cariño no correspondido, la nostalgia por lo que fue y ya no es. A fin de cuentas, el Día de San Valentín es cuando los despechados más hundidos nos sentimos.

2 de enero de 2014

Mi 2012/2013 en 44 tweets

Pensamientos que me vienen de repente, me agarran el cerebro como trampolín y saltan hacia el ciberespacio. Son los que más han recibido comentarios y consenso, y los comparto en esta recopilación no como un acto de vanidad (eso de citarse a uno mismo no es muy modesto, ¿verdad?), sino para hacerles cosquillas en el coco de nuevo e iniciar con ustedes otra charla de esas. Les debía los del 2012, así que ahí les van también...

8 de enero de 2012

Mi 2011 en 50 tweets

Fue un año de proyectos que se durmieron en una pausa, de experiencias intensas que me llevaron a vivir más lo emocional que lo práctico, y de moralejas. Y son esas reflexiones casi diarias las que voy dejando en tweets que resuenan en otras almas. Aquí les dejo las que más me acercaron a ustedes en 2011, como introducción a otro año en el que espero crezcamos un montón.

20 de septiembre de 2011

Los 30 años de mi primera canción

Julio 29, 1981: Fue el día en que se casaron el Príncipe Carlos y Diana Spencer, por eso lo recuerdo. En la mañana vi la transmisión en vivo desde Inglaterra, porque aún no existía en casa eso que llaman "TV por cable"  y mi mamá quería ver "la boda del siglo".

Con 13 años, yo acababa de terminar mi primero de secundaria, Freddie Mercury estaba por venir con Queen a Caracas en un par de meses (aunque yo estaba muy chamo para que me dejaran ir a verlos), y ya por la edad me empezaban a dar ataques de "quiero hacer música cuando sea grande".

En mi mente, muy grabada la de bandas que estaba recién descubriendo, Supertramp, Toto. La disco le estaba cediendo el terreno a la new wave; The Police y su reggae mezclado empezaba a sonarme al oído; el rock nacional comenzaba a decirme que un jovencito podía hacer canciones si quería; y Frank Quintero con su Muchacha tímida me parecía un héroe local.

13 de mayo de 2011

De cuando hice música para Dios con Víctor Drija y su familia

Mi religión personal es algo particular. A veces me declaro agnóstico y siempre se bloquea algo en mí cuando la gente me habla de Dios o me sumerge en expresiones de fe que no comparto de la misma manera. Y nunca voy a misa voluntariamente; más bien lo hago como para vivir un instante social, como cuando alguien me dice "Voy a la iglesia un momento, ¿me acompañas?"

Pero tampoco me declaro ateo porque creo en una concepción de Dios como algo ideal que dinamiza el funcionamiento personal y las relaciones humanas. Mi dios no es literario, no tiene familia ni historias escritas, no manipula con culpas y temores, no exige ni condena, ni tiene nada que premiar o perdonar porque simplemente no espera nada a cambio y no juzga. Mi dios es un sentimiento, una actitud, lo que contrasta con la vida que no quiero, lo contrario a las cosas que no deseo hacer o que me dañan, lo que ayuda a originar y crear.

24 de marzo de 2011

Mis 8 fobias como músico

Un día hablando con una amiga mientras nos tomábamos algo, le conté de un sueño recurrente que tengo:
Salgo de un camerino y subo a un escenario, en cuyo centro me espera un teclado para iniciar un concierto. Hay mucha gente frente a mí en penumbra y el sonido reverberado de unos aplausos. Enseguida golpeo el primer acorde en las teclas y... nada. No suena; no se escucha música; en toda la sala nada más se oye el sonido del plástico recibiendo dedazos. En otra variación del mismo sueño, al llegar al instrumento, descubro que sólo es una tabla de madera con teclas dibujadas que, por supuesto, tampoco producen melodía por más que les doy.
Después de contarle a mi amiga y recibir las carcajadas con el consejo de verme con un psicólogo, le dije que escribiría algún día sobre las ansiedades y fobias que sufro en mi carrera.

28 de julio de 2010

Nueva canción: Como siempre

1993: En sus shows en vivo, para los cuales yo era músico acompañante, Carlos Jaeger hacía un intermedio más íntimo en el que cantaba con su guitarra completamente solo en escena. Una noche, interpretó Como siempre y me olvidé de que yo era parte del espectáculo. Durante esos tres o cuatro minutos, fui público suyo también y me dejé cautivar por la armonía y la letra de una canción que yo siempre había querido componer.

1994: Me vi grabando Como siempre para el segundo disco de Carlos, Claroscuro, con un arreglo que giraba en torno a mi acompañamiento en piano eléctrico; y terminó siendo una de mis canciones favoritas de ese disco.

1995: Estaba yo pre-produciendo mi segundo álbum y no me aguanté:

luiser: Carlos... quiero versionar Como siempre...
Carlos Jaeger: Dale...

Y comencé a hacerle mi arreglo particular, pero nunca lo terminé porque la posibilidad de producir el disco se había disipado, y todo, TODO, lo engaveté.

Junio 2010: Carlos me llama y me dice que me quiere de nuevo a su lado en escena, y pautamos ensayos. Una de las primeras canciones a adaptar al nuevo formato de la banda es, sí, esa, Como siempre.

Julio 24, 2010: Repasando la tonada en mi estudio, con toda la agenda del día libre, los versos me gritaron que los grabara y ya nada me detuvo. En un momento de casi revelación para mí, escuché de repente todo el arreglo en mi mente y corrí a encender sintetizadores y a sacar los micrófonos. Después de diez horas de encierro, 15 años después, me adueñé por fin de la composición de mi amigo y el resultado se lo envié como un mp3 a través de email.

Julio 26, 2010: Carlos aún no me había comentado nada sobre mi aventura de versionarlo, hasta que lo visité para ensayar un poco. Al abrirme la puerta, su saludo fue un emotivo abrazo y un halago a lo que había escuchado. Él no lo sabe, pero fue una tarde feliz para mí.

No me gusta hacer canciones de amor; ya no van conmigo. Me parece que todo se ha dicho, que ya más nada del tema se puede explorar, así que siento que sería como llover sobre mojado. Sin embargo, en esta canción hay una mezcla de miedo con masoquismo, derrotismo con esperanza, pasividad con actividad, el conflicto con un alter ego, el deseo a pesar del dolor, y el mensaje velado de que se trata de alguien que quiere seguir intentando vivir a plenitud. Es la razón quejándose de la emoción y, aun así, sucumbiendo a ella, resignándose a que tiene que lidiar con ella. Aquí no se le canta a un ser amado, sino a la lucha interna de quien ama temiendo a la vez. Es una canción que me parece de gran confección porque todo lo dice con pocas palabras y en un bello tono reflexivo.

Y a esas pocas palabras, poca instrumentación basta; por eso escucharla con sólo una voz y una guitarra esa noche en 1993 fue suficiente. Una canción minimalista para una realidad minimalista: para amar sólo hace falta querer amar. Aquí está mi versión.



Como siempre

No sé qué hacer con este amor grande y feroz
Dueño de mí, dispone de mí impunemente
Me dice: Ve, arrójate
Yo esgrimo mis excusas como siempre
Después de oír, me empuja al fin
Y aquí sigo rodando como siempre

No sé qué hacer con este amor derrochador
Decide apostar y si no es ganar, todo lo pierde
Le digo: Ven, modérate
Mis sentimientos urgen reponerse
Me va a matar, pues al voltear
Lo veo lanzando dados como siempre

Le digo: Ven, modérate
Mis sentimientos urgen reponerse

No sé qué hacer, tal vez ceder
Y así seguir sus pasos como siempre
Licencia de Creative Commons
"Como siempre" de Carlos Jaeger está bajo una licencia Creative Commons Attribution-NonCommercial-NoDerivs 3.0 Unported License.

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