
Aunque me llaman "solista", en realidad prefiero subirme a un escenario con otros músicos que me acompañen porque, primero, necesito esa energía que me atrevo a comparar con la que deben sentir los deportistas que juegan en equipo o los bailarines que realizan coreografías en grupo; segundo, porque mis canciones me gustan más cuando se interpretan a varios instrumentos; tercero, es más gratificante compartir el éxito de un show; y, cuarto, mi terror escénico se atenúa.
Pero sólo me gusta tocar con amigos que adoptan mis temas como suyos también y que hacen del ensayo, la discusión, el viaje, la prueba de sonido y el imprevisto en tarima una experiencia entre personas que disfrutan mucho estar juntas. Y muchas de esas amistades que me han honrado como acompañantes o que pudieran darme el privilegio de unir su musicalidad a la mía, se encuentran ahora más apartadas geográficamente.
Por un tiempo fui postergando -más bien evitando- el proceso de tener que someter a otros músicos a ese estudio analítico de quien busca la pareja ideal, hasta ahora, que es cuando las ganas de hacer conciertos me han vuelto con más fuerza que nunca, y cuando mucha más gente me pide a diario que lo haga.
El asunto es que desde hace mucho quería reducir la banda a un quinteto y esto implicaba conseguir a una mujer que cantara y tocara la guitarra, el teclado y algo de percusión menor, un capricho mío de siempre no muy fácil de satisfacer porque alguien así no es muy común. Pero me encontré a Maythe Guedes en Facebook y al tiempo terminé preguntándome cómo no la había invitado antes a acompañarme. Aparte de la expresiva y versátil voz que posee (de hecho, es una experimentada actriz de doblaje también), Maythe sabe decir cosas con una guitarra, es compositora, está grabando su propio disco y ha trabajado con gente con la que yo también he trabajado. Por otra parte, es un encanto de persona que ya conocía y apreciaba algo de mi música cuando le propuse tocar conmigo. Por suerte, aceptó con ese gran entusiasmo que tanto agradezco tener cerca y por fin pude yo decir "Ya somos dos".
Un par de semanas después, me llamó Francisco "Chicho" Tedesco para felicitarme por mi cumpleaños y la ocasión no podía ser más propicia: "Pana, estoy armando una nueva banda y, antes de buscar a otra persona, tenía que preguntarte a ti primero si quieres darle a la batería conmigo". Chicho, un gran amigo mío de hace más de 20 años, tocó la batería en mi primer disco, Morfeo, y juntos nos habíamos lanzado a muchas otras aventuras musicales. Tiene la virtud de dar todo de sí mismo cuando siente y cree en la música que toca, es prácticamente una institución en el circuito musical de Caracas, tiene la virtud de la sencillez y el don de la colaboración creativa, sabe mantener en ritmo mi tendencia a acelerarme, ¡y le encantan mis canciones! A mi pregunta, respondió con un rápido y emocionado "Cuenta conmigo".
Ahora somos tres y ya nos pican las manos por las ganas de iniciar los ensayos. Sin embargo, aún necesito conseguir a un bajista que domine un cinco cuerdas y cante, y a un guitarrista principal/corista que también se defienda con las teclas. La búsqueda continúa, pero me alegra poder decir que ¡ya somos un trío!
____________
Notas relacionadas: