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22 de julio de 2010

Luiser ya es cuarteto

Yo aún me partía el coco tratando de dar con un bajista que también pudiera tocar guitarras, teclados y cantar, para sumarlo a la conformación de mi banda. Tenía que ser alguien con profesionalismo, versatilidad, mucha buena vibra, digno de confianza y con un amor creciente hacia lo que quiero mostrar musicalmente.

Y cuando ya estaba maquinando arreglos para un trío -para defender las canciones junto a Maythe Guedes y Chicho Tedesco-, recibí un peculiar mensaje a través de MySpace, que concluía con estas líneas:

Si el momento lo requiere, y el tiempo y el espacio se confabulan para ello, cuenta conmigo para acompañarte en la aventura de tocar tu música para otros.

Era Juan Carlos De La Cruz mostrando su disposición en un mensaje muy elocuente en el que me cuenta que llevaba tiempo identificándose con mis escritos en este blog y escuchando mis temas. Y lo que me expresó me halagó y entusiasmó mucho. Sabiendo de su experiencia, de la admiración que inspira en muchos colegas, y percibiendo su excelente ánimo, enseguida le respondí que probáramos juntos con la música.

Maythe se alegró de inmediato al saberlo, porque ya antes había trabajado con Juan Carlos y ya antes había pensado que era la opción perfecta. Y Chicho se contentó también porque tenía sus dudas respecto a la posibilidad de que los arreglos sonaran bien a trío.

Anoche nos encerramos los cuatro por primera vez en un estudio y nos aventuramos con canciones como Diferentes memorias y Grito y silencio. A pesar de las torpezas típicas de quienes están aprendiendo a bailar juntos, y de una gastritis que casi vuelve ausente a Juan Carlos, pude sentir la emoción que me da cuando veo magia naciendo. Ahí estaba la energía combinada con el nerviosismo (mi música antes se tocaba con seis músicos); la alegría mezclada con el respeto mutuo, y la evidencia tangible de que sí parece posible el sueño.

Es cuando vuelvo a recordar la fortuna y lo mucho que me honra que otros se unan a tocar lo que alguna vez pasó de pensamiento a música en la intimidad de mi habitación. Gracias, Maythe. Gracias, Chicho. Gracias, Juan Carlos.
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