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23 de mayo de 2011

Celebración (Episodio Final)

La historia del hombre del maletín

Un buen día, un hombre renunció a todo por una razón que creía loable, más justa y considerada, más coherente con su persona y sus sentimientos, y como consecuencia de decisiones que le parecieron erradas y de algo que dentro de sí se había volteado para siempre.

Dejó su casa; ya no subió más al auto que solía conducir; ya no usó más la ropa que tenía en un clóset repleto. Sus libros y sus discos ya no importaron. El cómodo sofá en el que podía disfrutar de una bebida reconfortante mientras veía la película del momento con sonido envolvente, dejó de ser relevante. La cama con aquel colchón enorme y perfecto. El refrigerador bien abastecido. Nada de eso valía ya.

Por meses iba de aquí para allá con sólo un maletín en el que llevaba una laptop, un cepillo para el cabello y otro de dientes, una agenda, lápices, unos audífonos, pastillas para la acidez y el dolor de cabeza, un par de pañuelos, una simple muda de ropa, un desodorante y un jabón, y una foto del ser que más amaba. Ya no había un lugar que llamara propio y el sitio donde podían permitirle dormir era el escenario habitual de su llanto nocturno, una descarga de nostalgia, enojo, decepción, reproche a sí mismo, preguntas, incertidumbre, mucho miedo porque era como empezar de cero, y mucha soledad porque no quería compartir ese episodio de su vida con nadie. Era todo el efecto de su renuncia y tenía que soportar.

¿Qué le hacía falta para funcionar como persona? Descubrió entonces que era poco, muy poco. Lo importante, lo necesario, lo mínimo, ya lo tenía en realidad. Su mundo material estaba en ese pequeño maletín y ya no quería más nada. Sus paradigmas se derrumbaron y dieron cabida a otros nuevos que giraban en torno a la pregunta "¿En realidad necesito eso?"

Cuando el hombre tenía mucho, daba por igual. Era generoso, regalaba, obsequiaba a cada rato. Ahora que parecía no tener, empezó a brindar más de su corazón. No es que antes no diera de él; es que ahora sólo podía ofrecer cosas que no se compran. Los números pasaron a ser secundarios porque es difícil cuantificar el amor en palabras y gestos; y a veces cuando dejas de contar, se llega más rápidamente a la abundancia.

Así que amó más. Su sonrisa cambió porque ya no era parte de un lenguaje social. Su sonrisa nacía a cada instante porque el valor de las cosas simples se había elevado. Sus "buenos días" eran ahora un deseo mucho más sincero y sentido porque había vivido meses de profunda tristeza. Su agradecimiento al recibir era más emocionado y su actitud ante las carencias era de tranquilidad y paz, principalmente porque el umbral había bajado y ahora todo lo veía a manos llenas.

Ahora agradecía más el estar vivo, después de días en que la vida era para él un castigo; y su soledad se rindió ante gente que quería estar con un hombre que no buscaba nada, un hombre que sonreía como celebración de cada detalle valioso en el prójimo.

Hace dos días cumplí un año más y la fecha me motivó a terminar aquella canción que comencé a componer hace meses y que había decidido titular Celebración. En aquel entonces, la inspiración era de otro matiz y sobre ello escribí en este espacio. Había tratado de desarrollarla y no avanzaba. Pero el jueves pasado, después de culminar una grabación que tenía pendiente y de una cena rápida, sentí unas ganas enormes de completar la canción, arreglarla y grabarla por entero como un regalo a mí mismo.

Así lo hice. A las nueve de la noche me propuse tener ese tema publicado en Internet al día siguiente, y todo fluyó con rapidez porque recordé aquella historia del hombre del maletín.

Al comenzar a escribir esta nota, quería contarles en detalle todo lo que pasó durante la grabación: las largas horas sin dormir; la forma en que me lastimé las manos y partí una tecla del sintetizador porque el solo no me salía bien a las 7 de la mañana del día siguiente; la ampolla en el dedo a las 4 a.m. porque tenía más de un mes sin tocar el bajo eléctrico; el nivel de concentración y de diversión que me hace olvidar que necesito comer algo o levantarme para estirar las piernas un rato; lo que siento a medida que me llegan las ideas y las voy materializando; las orejas adoloridas por no soportar más los audífonos; el trasero entumecido; las voces un poco desafinadas a media mañana; el ruido que hice al golpear el micrófono del bajo al final de la canción y que quise dejar como detalle gracioso; esa mezcla de Supertramp, Peter Gabriel y Stevie Wonder que siempre quise hacer; la expectativa de la gente en las redes sociales después de anunciar lo que haría horas después.

Pero esos detalles ahora me redundan porque sólo quiero compartir algo que me hará inolvidable esta canción. Si la escuchan, en el minuto 1:25, el espíritu festivo y juguetón del tema cambia a uno más sensible y emotivo. Al principio, me surgió como una manera de crear contraste en la composición; eso es algo que me encanta. Pero cuando llegué al momento de mezclar los instrumentos y las voces y pude apreciar el sonido definitivo...

...lloré... y lloré mucho...

Escuché esa sección una y otra vez durante una media hora. No podía dejar de oír y oír esos 40 segundos de música. Era como explotar lo contenido durante todo el proceso de creación. Era la emoción de estar haciendo realidad un reto y algo que me estaba dando mucho disfrute. Y era recordar al hombre del maletín caminando en la calle desconsolado cuando todo parecía haberse derrumbado. Mi voz canta "Es bastante, es suficiente" con un tono consolador entre un coro que intenta mostrar sufrimiento; y lo que digo no se refiere a que lo que se tiene ya basta; se refiere a que el dolor ya debe parar para transformarse en alegría, en celebración. "Ya es suficiente, ahora sonríe".

Y ya no puedo escuchar ese segmento de la canción sin llorar porque, por cierto...

...el hombre del maletín era yo. Aquí la canción y la letra.

celebración por luiser

tengo aire y tengo agua
tengo alma y el deseo
tengo magia y tengo fe
tengo hoy y tengo tiempo

tengo pan y tengo pulso
la luz y el desafío
el paso y el comienzo
y gente que quiero conmigo

es mucho
es tanto

tengo tierra y tengo fuego
tengo el mapa y los motivos
frente a mí un futuro incierto
mis relatos y mi sitio

es mucho
es tanto

es bastante
es suficiente

las caídas y los vuelos
la virtud y el desperfecto
el cariño y el perdón
todo lo que a ti te entrego

es mucho
es tanto...
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